RELIGIÓN (I).
Históricamente,
la Iglesia Católica Romana ha sido la religión dominante en Puerto Rico. La
primera provincia eclesiástica se estableció en 1511 por el Papa Julius II con
tres diócesis: dos en La Española (Santo Domingo y Concepción de la Vega); y la
tercera en la isla de San Juan (el actual Puerto Rico). La nueva diócesis fue
sufragista de la Provincia de Sevilla en España. El padre Alonso Manso,
Canónico de la Catedral de Salamanca, fue transferido a la recién establecida
sede de San Juan, de la cual tomó posición dos años más tarde. Cuando él llegó
en 1513, la isla solamente tenía dos colonias europeas, en donde vivían
aproximadamente 200 españoles y cerca de 500 nativos “cristianos”. De acuerdo a
una carta que este prelado le dirigió un tiempo más tarde al monarca español,
él fue el primer obispo en llegar al Nuevo Mundo. El Obispo Manso fue el
primer Inquisidor General de las Antillas, nombrado en 1519 por el Cardenal
Adrian de Utrecht, quien más tarde se convirtió en el Papa Adrian VI (1522). El
Cardenal hizo este nombramiento a nombre de la Regencia de Castilla, a quien él
representaba mientras fue Obispo de Tortosa. El Vice Provincial de los
dominicos Pedro de Córdoba vivió en Santo Domingo hasta el establecimiento en
1522 del Convento de Santo Tomás Aquino, la primera comunidad religiosa en
Puerto Rico.
La
primera iglesia católica fue construida en 1511 en Caparra y fue dedicada a San
Juan el Bautista. El edificio era una estructura temporal, la cual se destruyó
al ser transferida a la capital. En 1512 una estructura similar fue construida
por los habitantes de la costa sur en un lugar conocido como San Germán, a
cierta distancia del pueblo llamado hoy día con ese nombre. Por muchos años la
diócesis de Puerto Rico sólo tenía estos dos puntos de oración, con poco
aumento en la población.
La
localidad de la actual catedral de San Juan marca el lugar donde el Obispo
Manso construyó la primera iglesia en 1520 o 1521. Esta estructura de madera
fue reemplazada por el Obispo Bastida, quien empezó a trabajar en 1543, y al
año siguiente informó al rey de que el edificio todavía estaba sin terminar por
falta de dinero; lo mismo sucedió en 1549. Las estructuras siguientes fueron
destruidas por huracanes, terremotos e invasores extranjeros y fueron
reemplazadas por otras estructuras “cada una más bella que la anterior y
continuó por cuatrocientos años en este mismo lugar el santuario sagrado de la
madre iglesia de la diócesis”.
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